El documento «Estrategias para desarrollar la evaluación formativa» presenta orientaciones para la Segunda Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar (CTE) del ciclo escolar 2024-2025. Se enfoca en ofrecer estrategias concretas para implementar la evaluación formativa en las aulas de educación básica, destacando su valor como un proceso continuo y no centrado en la calificación numérica. La evaluación formativa busca retroalimentar a estudiantes y docentes, fomentando la reflexión, el diálogo y el ajuste de los métodos de enseñanza para mejorar el aprendizaje. Asimismo, se promueve el uso de herramientas de evaluación que prioricen el desarrollo de competencias y la autorregulación del aprendizaje.
El documento refuerza un cambio de paradigma en la evaluación, alejándose del enfoque tradicional basado en la memorización y los exámenes estandarizados. La evaluación formativa, tal como se propone, tiene el potencial de convertirse en una herramienta poderosa para que los estudiantes desarrollen habilidades críticas y reflexivas. Este enfoque es altamente inclusivo, ya que reconoce los diferentes tiempos y formas de aprendizaje de cada estudiante, permitiendo un proceso más equitativo y personalizado.
Sin embargo, un desafío importante será la implementación de esta estrategia en un contexto donde los docentes están acostumbrados a métodos tradicionales de evaluación. La transición hacia una evaluación que no se centre en las calificaciones podría generar resistencia, especialmente en un sistema educativo que aún prioriza los resultados numéricos para la acreditación. Además, se requiere una formación docente sólida para utilizar las herramientas propuestas, como las rúbricas y los instrumentos de evaluación auténtica, de manera efectiva y coherente con los objetivos del plan de estudios.
Los docentes pueden utilizar las estrategias presentadas en este documento para enriquecer sus prácticas evaluativas y apoyar mejor el aprendizaje de sus estudiantes. Al implementar la evaluación formativa, los maestros pueden fomentar una mayor participación de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje, utilizando la retroalimentación para identificar áreas de mejora y adaptar sus métodos de enseñanza en función de las necesidades del grupo.
El uso de herramientas como rúbricas, portafolios y autoevaluaciones permite a los docentes medir el progreso de los estudiantes de manera más integral, evaluando no solo los conocimientos adquiridos, sino también el desarrollo de habilidades como la reflexión crítica y la toma de decisiones. Además, las estrategias propuestas pueden ayudar a identificar obstáculos en el proceso de aprendizaje y proponer soluciones antes de que estos se conviertan en barreras significativas para el éxito académico.
El documento aborda la necesidad de transformar las prácticas de evaluación en la educación básica, promoviendo un enfoque formativo que valore el proceso de aprendizaje más allá de la calificación. Al centrarse en la retroalimentación continua y en el desarrollo de habilidades críticas, esta estrategia contribuye a una educación más inclusiva y adaptativa.
Sin embargo, queda pendiente el desafío de capacitar adecuadamente a los docentes para implementar estas estrategias de manera efectiva, así como asegurar que todos los centros educativos cuenten con los recursos necesarios para hacerlo. También es necesario un cambio cultural tanto en la comunidad educativa como en las familias, para que la evaluación formativa sea valorada como una herramienta para el crecimiento académico y personal, más allá de los resultados numéricos.
Descarga el documento en el siguiente enlace:
http://gestion.cte.sep.gob.mx/insumos/docs/2425_s2_orientaciones_Tema10.pdf